Blog: una autobiografía profesional

DEMASIADO, DEMASIADO PRONTO?

28.02.2016

En un estudio de composición arquitectónica que enseñé en 1980, no me sorprendió ver las expresiones de escepticismo de los críticos que había invitado a la presentación final de los proyectos diseñados por mis estudiantes. Casi estaba esperando esa reacción, porque el proyecto que yo había asignado era para el nuevo Parlamento de Australia en la capital, Canberra, un edificio enorme con un programa complejo y un sitio verdaderamente complicado que había sido ocupado por militantes aborígenes para que ningún edificio pudiese ocupar la cima de la colina que consideraban sagrada. El nuevo Parlamento había sido el tema de un concurso internacional que había ganado el equipo liderado por Romaldo Giurgola, cuyo diseño todavía no se había hecho público. Pero Ric Thorp, miembro del equipo ganador, me había prometido mostrarlo al final de la presentación de los estudiantes. En el programa del concurso se había enfatizado que el edificio debía ser mucho más que una construcción funcional; debía ser “un símbolo nacional.” No era esto demasiado pedir de mis alumnos de segundo año en el programa de maestría de arquitectura de la Universidad de Columbia? No estaba yo siendo demasiado temeraria, ya que era la primera vez que enseñaba allí? Era obvio que los críticos dudaban que la dificultad de la tarea pudiera resultar en diseños aceptables. Yo había coreografiado las presentaciones con mucho cuidado, para que los dos primeros proyectos, un poco carentes de imaginación, ilustrasen claramente los parámetros del problema. Esto permitió que los proyectos siguientes establecieran la variedad de las diferentes soluciones en una secuencia que conducía a un final muy satisfactorio.

En un breve descanso uno de mis colegas en Columbia me reprendió por poner a los estudiantes en una situación tan difícil. Si ellos fallaban, la culpa sería mía. Sin embargo, admitió que los proyectos que habíamos visto hasta ese momento estaban bien resueltos, aún si no fueran brillantes. Lo que los críticos no podían ver fue la desmesurada cantidad de tiempo que puse ayudando a los estudiantes con sus diseños cuando me dí cuenta de que lo que habían aprendido hasta ese momento no era suficiente para que pudiesen solucionar satisfactoriamente una tarea tan difícil. Trabajé con ellos muchísimo más que las cuatro horas de taller tres veces por semana obligatorias, y la mayoría de los fines de semana.

El proyecto final que criticamos fue diseñado por Mark Mariscal, y demostró que, con la ayuda apropiada, un principiante talentoso podía diseñar un proyecto que daba respuestas originales a las complejidades del sitio, programa, contexto y presencia simbólica. Para empezar, Mark había dejado la cima de la colina sin construir para que los manifestantes pudiesen ocuparla, y también conectó al edificio con la geometría de la ciudad empleando dos paredes curvas como boomerangs que separaban las funciones administrativas en un nivel inferior de las públicas, haciendo que las dos cámaras del Parlamento pudiesen ser accesibles al público en otro nivel. Para entonces los críticos estaban disfrutando de la discusión y elogiaban a los estudiantes por su dedicación y por la variedad de sus propuestas. Finalmente, Thorp presentó al diseño ganador del concurso, tan parecido al de Mark Mariscal que dejó a todos boquiabiertos. Por supuesto, me sentí reivindicada por atreverme a enseñar de una manera que iba en contra de la de Robert Stern, un colega de Columbia muy influyente, quien obligaba a sus estudiantes a seleccionar un edificio del tratado del siglo XVI de Vignola sobre las reglas de los cinco órdenes clásicos para usarlo como precedente histórico para sus diseños, sin importar el sitio, propósito o función que tuviesen hacia el fin el siglo XX. Así fue como la extenuante experiencia me obligó a desarrollar un método de enseñanza claro y riguroso para permitir a los estudiantes afrontar el desafío de diseñar con matices sutiles cualquier proyecto sin importar su tamaño y complejidad.

Parlamento de Australia en Canberra. Airviews Online

Parlamento de Australia en Canberra. Airviews Online

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